El Salmón

Para los que nadan.

jueves, octubre 19, 2006

Centinela

Escuchaba a mi madre susurrar la melodía de una cigarra que regresaba de la guerra. Creo que decía un año, andaba por ahí, después de haber escarbado con sus dedos -dejando epiteliales del continente en sus uñas- la tierra. También me llamaba negrito cuando recolectaba frutos en las praderas, y yo no podía hacer freno a mis párpados hasta que la penumbra se apoderaba de la parte trasera de mis ojos. Me arropaba y me cuidaba el sueño con sus satélites mientras hacía dormir al negrito de mi hermano

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

cualquier madre alabaría tu escrito, sobre todo porque nos dejas como madres protectoras y contenedoras. "Duerme, duerme, negrita.." se la cantaba a veces a la Emilia para dormir. Ahora ella me la pide en las noches. Parece que todos llamamos a nuestras madres de vez en cuando, aunque a veces no nos damos cuenta cuando lo hacemos.

9:17 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home